Ahora, que finalmente ha llegado el verano en el hemisferio norte, podemos cambiar nuestros almuerzos “al escritorio” por auténticas comidas “al fresco”. Éste es el momento del año en que aprovechamos al máximo estar afuera, haciendo picnics en el patio, parilladas en el fondo de casa, o picoteando algo en la playa. Comer afuera es una tradición veraniega; puede ser un simple helado de agua o crema o una cena para celebrar algo, como una graduación o una boda. Los días son largos, el sol brilla y ya no soportamos seguir estando adentro.

A menudo (quizá erróneamente) pensamos que la comida tiene mejor sabor si estamos afuera, pero hay beneficios reales cuando uno se aparta del escritorio o del comedor durante la hora del almuerzo y se va al aire libre. No se trata solamente de estar más expuestos a la vitamina D; comer al aire libre realmente puede mejorar su capacidad de atención y productividad, lo que es un arma fabulosa para combatir esos bostezos eternos de la tarde en la empresa. Y la luz natural, aunque sea indirecta, lo puede hacer más feliz. Según un estudio de la Universidad de Sussex en Inglaterra, los trabajadores que almorzaban en la playa se sentían mucho más felices en comparación con los que comían en la plaza, en un restaurant, con amigos o familia o frente a sus escritorios. En realidad, los empleados que almorzaban frente al escritorio se sentían menos felices.

Los picnics se hicieron famosos después de la Revolución Francesa, cuando la gente estaba deseosa de comer de manera más informal y tenía acceso a los parques de la realeza. Incluso hoy, con nuestras horas para el almuerzo más laxas, comer al aire libre es una vivencia más relajada que no se puede replicar adentro. Con el armado adecuado, se puede transformar un deck o un patio en una habitación adicional al aire libre, siempre lista para recibir amigos o a la familia. Decore su espacio abierto con plantas, faroles, sillones acogedores o una hamaca paraguaya. Si le gusta recibir gente, una parrilla u horno para pizza afuera le permitirán aprovechar al máximo la temporada estival.

Cuando planifique una parrillada o una fiesta al aire libre, no se olvide de que esa es la fiesta relajante e informal que estuvo deseando todo el invierno. Así que, póngase al día con sus amigos o juegue un partidito de frisbee mientras comparte desde un choclo en chala que hace agua la boca hasta hamburguesas o vegetales a la parrilla y fruta fresca. El verano es efímero; tenemos que disfrutar de la pereza y todas las comidas al aire libre que podamos.