A lo largo de la historia, la capacidad de un hombre de dejar crecer vello en su cara a menudo se asociaba a la sabiduría, el poder, la fuerza y la virilidad. Se podía interpretar mucho acerca de la elección que hacía el hombre sobre su vello facial: sus orígenes ancestrales, inclinaciones políticas, nivel socioeconómico, y hasta quizás sus creencias espirituales.

En cambio, su deseo de tener vello facial ha sido bien recibido o visto como objeto de burla, según la tendencia del momento. Pero ¿no se trata acaso de moda cuando hablamos de bigotes, barbas o barbas de mentón?

Durante cientos de años y con fluctuaciones, unos buenos bigotes sedujeron a las mujeres. Dejando la moda de lado, eso es suficiente para que un joven deje la hoja de afeitar. Las barbas son confiables, como son los bigotes solos y las barbas candado. (No lo estoy inventando; ¡hay una tabla científica en Internet!) Parece ser Abraham Lincoln se dejó la barba por consejo de una niña de 11 años que creía que le ayudaría a ganar las elecciones. Según ella, a las mujeres les iba a gustar tanto sus bigotes, que iban a poder convencer a sus maridos a votarlo. Ganó, así que quizás estaba en lo cierto.

Pero todas las épocas han tenido sus momentos de vello facial preferido: en los años 1800, en general, los hombres no tenían el rostro afeitado, pero esa tendencia cambió para los años 70 del siglo siguiente. Pareciera que los bigotes tuvieron su apogeo a comienzos del siglo XX y, más allá de un breve resurgimiento en los años 1970 y 1980, nunca han vuelto a aparecer. (Movember – un evento anual en el que los varones dejan crecer su bigote durante el mes de noviembre – ha hecho mucho por los bigotes desde 2003, por supuesto. El movimiento ha recaudado más de $650 millones para obras de caridad, difundiendo información acerca del cáncer de próstata, de testículos, enfermedades mentales y sedentarismo.) Según The Guardian, “el auge de las barbas” se registró en 2013 y 2014, dependiendo del artículo que se leyera. Por supuesto, el vello facial está súper difundido hoy en día, ya sea en forma de barbas completas extremadamente largas o simplemente unos pelitos en forma creativa.

Entonces, ¿qué quiere decir todo esto? Como la moda, se trata de fronteras generacionales: no nos gusta lo que les gusta a nuestros padres, y lo que es viejo vuelve a ser nuevo. Lamentablemente, significa que nuestra fascinación actual por los bigotes probablemente decaiga nuevamente y pronto.