Con un amor por la música, la comida y la familia que los aglutina, las culturas hispanas y latinas son las minorías que crecen más rápido en los Estado Unidos y representan grupos demográficos importantes para los anunciantes. Pero hay mucha confusión acerca de las etiquetas que se utilizan para describir a esta población tan diversa. Unos dicen “hispano”, otros dicen “latino”; ¿son términos realmente intercambiables? Y este grupo tan variado culturalmente, ¿se identifica con alguno de esos términos?

Originalmente, la palabra “hispano” se refería a alguien que venía de la España moderna, especialmente a aquellos que vivían en los Estado Unidos. Sin embargo, lo aplicó más ampliamente el gobierno de los Estados Unidos durante el censo de 1970, para referirse a personas que provenían (o cuyas familias eran originarias) de cualquier país hispanoparlante. Esto incluía a españoles, cubanos, portorriqueños o mexicanos.

El término “latino” apareció mucho más tarde, popularizado por los periódicos en California, y describía a aquellos cuyos orígenes o ancestros eran de México, como también países de América Central y Suramérica. Fue para reemplazar términos despectivos como “chicano”. “Latino” se refiere a hombres y mujeres. “Latina” es sólo para mujeres. Para complicar más las cosas, ninguno de los dos términos tiene que ver con conceptos anticuados de raza, origen geográfico solamente o idioma. Por lo tanto, los estadounidenses brasileros se pueden considerar latinos, pero no se los considera hispanos porque en Brasil se habla portugués. 

En cuanto al uso de estas palabras, “hispano” es más común en el este de los Estados Unidos, mientras que “latino” se usa más en el oeste. Y no todos se identifican con estas etiquetas. Después de todo, estamos hablando de un tapiz de culturas, cada una con su rica herencia y tradiciones. Por eso quizá algunos hispanos o latinos no se identifican con ninguno de los dos términos. La mitad se identifica fuertemente con un país en particular; se consideran mexicano-americanos o cubanos americanos. Y un 40% de los hispanos y latinos nacidos en los Estados Unidos se consideran, primero que nada, estadounidenses.