El culto al yo es fuerte. Todos los días se pueden personalizar y hacer a medida más productos y servicios en diversas formas. Pero, por más que nos guste pensar que vivimos en burbujas propias, en realidad el mundo no funciona de ese modo. Pertenecemos a equipos, empresas y familias, barrios, ciudades y países. Todos somos parte de algo más grande que nosotros. Si bien es importante reconocer a nuestros clientes como individuos, a veces esas conexiones compartidas pueden forjar una historia más convincente para su campaña o marca.

Los grupos de personas en una foto o ilustración pueden evocar conceptos muy poderosos, tales como la cooperación, el trabajo en equipo o la participación. Las fotos de miembros de una familia, activos o en un retrato, pueden provocar pensamientos de encuentros familiares, unión o armonía. Aun grupos grandes de personas que no tienen ninguna relación entre sí, como personas en una cola o como parte de un público, pueden provocar sentimientos de experiencias compartidas y comunidad.